Andar en amor y Andar como Hijos de luz

Efesios 5:1-12Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.²Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. ³Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos;⁴ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.⁵Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.⁶Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.⁷No seáis, pues, partícipes con ellos.⁸Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz⁹(porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad),¹⁰comprobando lo que es agradable al Señor.¹¹Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas;¹²porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto.

1. Anden en El Amor (Efesios 5:1-7)
a. Seguir el ejemplo de Cristo
b. Rechazar el ejemplo (y expresiones) de mundo.
Salmos 139:23Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos;
c. Todos deben saber que viene la ira de Dios

2. Anden en la luz (Efesios 5:8-17)
a. ¿De dónde viene la luz?
b. Esa luz que está dentro de ustedes
c. ¿Pero, El mundo pueda ver la luz que está dentro de ustedes?
d. No participen en las obras inútiles de la maldad y la oscuridad.
e. Andar por el poder del Espíritu, en la luz que viene de Dios

3. Andar en amor y Andar como Hijos de luz
a. Seguir el ejemplo de Cristo y rechazar el ejemplo de mundo.
b. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos;
Salmos 26:2Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.
c. Párate (detente) y considera lo que este mundo desea:
Para aprovechar al máximo del tiempo que tenemos, debemos conocer la voluntad de Dios. Para conocer la voluntad de Dios, tenemos que conocer la Palabra de Dios. Para conocer la Palabra de Dios, debemos pasar tiempo con Dios y leyendo la Palabra de Dios.